basado en un chiste de chis chas...

Tenía un amigo que estaba bieeen feo. Bueno, no era mi amigo, porque este güey nunca tuvo amigos por pinche feo. Nomás uno imaginario. De hecho, sus padres querían más al amigo imaginario que a él. Cuando nació, los doctores le preguntaron al padre: "Cómo ve, ¿lo matamos o lo dejamos pa´l desmadre". Y pos lo dejaron pa´l desmadre. Cuando su amigo imaginario también lo abandonó, sus padres optaron por comprarle un perro pa´que jugara con él y le hiciera compañía. Pero el perro no jugaba con mi amigo a menos de que a éste le pusieran una ristra de chorizos alrededor del cuello, así, el perro hasta se le aventaba encima bien contento. En Haloween, nomás le ponían dos liguitas en las orejas a mi compa y ¡voilá!!!, ya tenía máscara el cabrón. Mi amigo siempre fue muy tabajador, de hecho, consiguió un muy buen trabajo en una casa de espantos, lo que le dio suficiente dinero para comprarse -en aquella época- un carro Phantom, de esos que hablaban. Pero el carro tampoco le hablaba, por feo. Snif.
Homenaje a Don Chis Chas, cómico norteño ya fallecido...