No sé ustedes, pero yo, cada que escribo un texto –ya sea
en Whatsapp, Twitter o Blogger–, lo releo cuantas veces sea necesario para que tenga
coherencia y la mínima cantidad de errores ortográficos posibles. Digo, no es que sea yo una eminencia en la escritura, pero le echo ganitas y aplico mis conocimientos cada que redacto algo, por nimio que sea.
Y no: no es "obsesión" ni "nazismo gramatical", como muchos dicen por ahí cuando se topan con alguien que escribe en base en las reglas: se le llama Escribir Como Se Debe, y, al menos a mí, así me enseñaron en la escuela.
Sí, yo sé que a veces "la inmediatez", "las prisas" y el
autocorrector del teléfono nos hacen cometer pifias –sobre todo en el Whats–, pero no creo que esto sea un pretexto para no escribir con propiedad si tenemos esa posibilidad. ¿Por qué? Pues porque así debe escribirse.
Lo digo porque como que a la mayoría de las personas le ha dejado de
importar esto de escribir correctamente. Pensamientos como: “Ay, comoquiera se entiende", "En las redes sociales nadie escribe bien" o "Aquí la
ortografía no importa" se han vuelto tan comunes que llega a parecer hilarante y ridícula la persona que se esmera en mandar un Whatsapp con acentos, diéresis y toda la cosa. Incluso hay quienes se molestan si los corrigen. Y pues, ¡qué miedo!
¿Por qué "qué miedo"? Pues porque esto habla mal de un chingo de cosas: desde un sistema educativo tan deficiente que ni a escribir de manera correcta puede enseñar a la gente, hasta la pereza mental que deforma el lenguaje y lo degrada –casi casi– a gruñidos y rebuznos que todos imitan y dan por buenos. Y pues uno ya no sabe si escriben así de horrible por hueva o por ignorancia.
Antes esto me provocaba risas, pero ahora me aterra. La incapacidad o hueva de las personas para construir algo tan básico como una oración congruente, está cabrona. Más si tienes la oportunidad de pensar, ordenar, rumiar, redactar y releer lo que escribes para pulirlo y tratar de que el mensaje sea más claro; ya no digamos "estético".
Muchos dirán: "Pues comoquiera se entiende. Se escriba bien o mal, el objetivo es que se capte el mensaje". Pues sí: un golpe en la cara o una patada en los huevos también hacen que captes un mensaje. Pero bueno...
Ya para terminar, les dejo unos ejemplos de lo que hablo. Son capturas de pantalla de una cuenta de Facebook al azar, de una persona que estudió y tiene un trabajo, para que me digan si estoy exagerando. Al leer los textos, pregúntense: "¿Qué les enseñaron en la escuela a esta persona? ¿Cómo piensa? ¿Pensará así como escribe? Si no: ¿qué no conecta en su cerebro para hilvanar una frase coherente? ¿Releerá lo que escribe? Si lo hace: ¿lo entenderá? Si lo entiende: ¿qué pedo que no detecta ese caos que otros percibimos?". Está cabrón, chavos... Está cabrón... Si el lenguaje era lo que nos diferenciaba de los animales, ahora es lo que más nos acerca a ellos.
Antes esto me provocaba risas, pero ahora me aterra. La incapacidad o hueva de las personas para construir algo tan básico como una oración congruente, está cabrona. Más si tienes la oportunidad de pensar, ordenar, rumiar, redactar y releer lo que escribes para pulirlo y tratar de que el mensaje sea más claro; ya no digamos "estético".
Muchos dirán: "Pues comoquiera se entiende. Se escriba bien o mal, el objetivo es que se capte el mensaje". Pues sí: un golpe en la cara o una patada en los huevos también hacen que captes un mensaje. Pero bueno...
Ya para terminar, les dejo unos ejemplos de lo que hablo. Son capturas de pantalla de una cuenta de Facebook al azar, de una persona que estudió y tiene un trabajo, para que me digan si estoy exagerando. Al leer los textos, pregúntense: "¿Qué les enseñaron en la escuela a esta persona? ¿Cómo piensa? ¿Pensará así como escribe? Si no: ¿qué no conecta en su cerebro para hilvanar una frase coherente? ¿Releerá lo que escribe? Si lo hace: ¿lo entenderá? Si lo entiende: ¿qué pedo que no detecta ese caos que otros percibimos?". Está cabrón, chavos... Está cabrón... Si el lenguaje era lo que nos diferenciaba de los animales, ahora es lo que más nos acerca a ellos.