Quito el pasador y deslizo con dificultad el portón gris. Los crujidos metálicos que produce mientras corre por el canalete de fierro retumban en el área de celdas.
Apenas entro y el olor a sudor y orines me patea el rostro. Llevo casi un año trabajando como alcaide en un pequeño municipio cercano a Monterrey y no he podido acostumbrarme a la pestilencia. Dicen que por esa razón el portón gris debe permanecer cerrado, más que por "seguridad".
Camino por el pasillo. Los reclusos duermen en el suelo detrás de los barrotes. Se tapan con cobertores deshilachados que sólo con verlos me producen escozor en la espalda y en los brazos. Algunos detenidos se han quitado los pantalones, los han hecho rollo y los usan como almohadas; las mangas de sus camisas a veces las arrancan y las usan para limpiarse después de ir al baño. “Estar aquí no es ningún premio”, me dijo un comandante la vez que solicité rollos de papel higiénico para los internos.
Anoche encerraron a El Marras, El Cholo, La Chilindrina y Verdugo, conocidos teporochos reincidentes que también gustan de inhalar tolueno y resistol. Son viciosos escandalosos, pero ninguno tiene antecedentes de robo, violencia familiar o cualquier otro delito más grave.
A La Chilindrina le dicen así porque siempre que lo detienen llora alegando que no estaba haciendo nada malo, y amenaza desde el primer filtro -la celda donde se les retiran sus pertenencias- con matar a todos, enrojecido el rostro y empapado en lágrimas. "¡Waaaaa waaaaa waaaaa!", le hacen burla los oficiales desde la barandilla mientras imitan los ademanes de la niña chillona de El Chavo del 8.
Yo procuro llamar a todos los detenidos por su nombre. La Chilindrina se llama Sergio; El Cholo, Ponciano; El Marras, Ramiro; Verdugo así se apellida. Y así como yo los llamo por su nombre, les pido que a mí me digan Gustavo en vez de Licenciado. La Chilindrina me dice "Tavo".
“La Chilis”, como le dicen algunos uniformados, tiene sus lapsos de lucidez cuando no llega tan drogado ni agresivo: "¿Qué ganan teniéndome aquí encerrado 36 horas, Tavo?", me cuestiona. "No traigo dinero para pagar la multa: no ganan nada; y tampoco voy a dejar el vicio: me gusta andar drogado. ¿Qué ganan teniéndome aquí?". Y le doy toda la razón. No ganamos nada ni como individuos, ni como institución, ni como sociedad. "Es preventivo. Pueden delinquir, causar un accidente o incluso ser atropellados por andar en ese estado", me dijo el mismo comandante que me negó el papel higiénico para los internos cuando le pregunté por qué traían siempre a los mismos infractores.
Los observo recargado en la pared frente a los barrotes. Duermen profundamente. Cuando dormimos todos nos vemos iguales, sin defectos ni virtudes ni vicios. Sin divisiones. Será porque el sueño es lo más parecido a la muerte. En la muerte no hay diferencias, simplemente algunos la esperan sentados dentro de una burbuja de plástico y otros ayudan al cuerpo a morir de lo que le gusta.
Entre más te involucras, más te percatas de que todo es un juego. Ganan quienes más fichas o balas tienen, quienes mejor imitan el lado más salvaje de las fuerzas de la naturaleza. Es una farsa que mantiene al status quo para no horrorizarnos al saber que, al final de cuentas, podemos ser barridos por una lluvia y no somos más que esos teporochos apestosos. Hacemos como que no lo sabemos; fingimos estar detrás de barreras invisibles e indestructibles que sólo pueden ser penetradas por quienes consideramos iguales a nosotros. Qué gran payasada tan conveniente.
Escucho el portón gris retumbar. El oficial Alamilla entra al área de celdas. Quienes operan las cámaras de seguridad, al verme recargado inmóvil frente a los calabozos, llamaron a barandilla para preguntar "si había algún problema". "No hay ningún problema", le digo al oficial Alamilla. En eso, La Chilindrina se despierta, se pone de pie y se aferra con las manos a un par de barrotes. "Oye, Tavo: ¿no habrá un panecillo o un taquillo por ahí?". Su aliento todavía apesta a solvente. El oficial Alamilla lo reprende golpeando la macana en un travesaño: "¿Cuál Tavo, pendejo? Dile Licenciado". Sergio me voltea a ver con ese halo de lucidez que a veces tiene. Le dirijo una mirada al oficial Alamilla y le digo: "Así me llamo: Gustavo; y él se llama Sergio". El oficial no deja de mirar a La Chilindrina, desafiante. Después, se retira.
"Ya ni usted que es Licenciado anda con esas chingaderas", me dice Sergio. "No soy Licenciado, soy Gustavo", le digo antes de ir por unos panes para que desayunen los internos.
Caray la comparación que haces entre el sueño y la muerte es sublime, saludos Gustavo.
ResponderBorrarpara que aprendan a no ponerse bien locos en la via publica, es preventivo claro que si....si en su loquera se les ocurre hacer algo indebido y los andan golpeando, matando etc.........
ResponderBorrarDe lo mejor que te he leído. Gracias.
ResponderBorrarMuy me gusta:
"Los observo recargado en la pared frente a los barrotes. Duermen profundamente. Cuando dormimos todos nos vemos iguales. Sin defectos ni virtudes ni vicios. Sin divisiones. Será porque el sueño es lo más parecido a la muerte. En la muerte no hay diferencias, simplemente algunos la esperan sentados dentro de una burbuja de plástico y otros ayudan al cuerpo a morir de lo que le gusta".
Gracias
Platica más de ese trabajo, Guffo!!! No sabía que hacias eso. O es un relato en primera persona y le pusiste al personaje tu nombre???
ResponderBorrarGuffo, Muy buena narracion.
ResponderBorrarSaludos.
Anónimo: La palabra "sublime" se me hace un halago muy grande, jejeje. Muchas gracias por leer. Saludos.
ResponderBorrarAnónimo: Gracias pro comentar. ¡Saludos!
Tanis: Gracias a ti, Tania. Saludos y éxito en el negocio de las cervezas. Checa la Honey Porter de St. Peter´s. Está buenísima.
Anónimo: No es relato. Es real. Un amigo lleva trabajando acá como 9 años y me ofreció el trabajo cuando corrieron a todos, menos a él. Le dijeron que formara un "equipo de confianza" que estaría bajo sus órdenes, fueran los miembros de la profesión que fuera; y pues me invitó porque hace 23 años que nos conocemos y yo ya quería renunciar al periódico en el que trabajé durante 15 años. Y así fue como entré. Saludos.
Raven: Gracias. Saludos.
Que tal Guffo
ResponderBorrarte leo seguido,y los relatos de tu trabajo me resultan interesantes..este en particular me gusto mas
,saludos y suerte
Esa visión de tunel del comandante la comparten muchos, y es por ello que no surgen medidas integrales y definitivas para el problema de los delincuentes promedio.
ResponderBorrarTe felicito por cómo actúas con los presos y en tu rol ahí.
que chido mi Guffo, ojalá que mas funcionarios tuvieran tu visión de las cosas, probablemente las cosas serían muy diferentes.
ResponderBorrarGuffo en tu blog se nota cuanto has crecido como escritor a través de estos años, creo que este es el mejor post que has publicado hasta ahora, un placer leerte. Saludos!
ResponderBorrarel que quiere superar sus vicios lo va a hacer con o sin ayuda del gobierno........hay muchos grupos de apoyo para drogadictos que no dependen del gobierno.......
ResponderBorrarSi hubiera mas "Gustavos" y menos "Licenciados" en este pais, continente, planeta, las cosas serian muchisimo mejores.
ResponderBorrarSaludos desde Tecamac
Hay una banda uruguaya que se llama LA TRAMPA que canta:
ResponderBorrar"Porque tus sueños te darán
lo que la vida no te da.
..dale vida a la gente y siente.
Aunque tu no lo veas mojale las ideas
que broten nuevos sueños, siempre!!!"
HERMOSO texto!! :D
Abrazos
Me encantó!!!
ResponderBorrarFlorencia
Gdl
Jorge: Aquí nos seguimos leyendo. Gracias pro comentar.
ResponderBorrarAlexander: Un abrazo. Gracias por seguir leyéndome.
Javu: Muchas gracias :)
Unknown: ¡Wow! Gracias por el halago, jejeje. El placer es mío. Gracias por leerme. Te mando un fuerte abrazo.
Anónimo: Lo mismo pienso. Saludos.
Ponc3man: Un abrazo hasta allá, carnal. Gracias por comentar.
Liliane: Gracias. Voy a buscar al grupo. Un abrazo.
Florencia: Muchas gracias. ¿Eres la Florencia aquella que andaba buscando a Diego? :P
Muy buen relato, eres una persona que los ve como humanos y no como cucarachas... Muchos de los internos viven en un infierno y solo ven a las drogas como una salida momentánea a sus problemas y mucha de la culpa esta en los padres y la gente que rodea a esas personas, por la indiferencia que les muestran...
ResponderBorrarSaludos desde Juárez
No puedo decir más de lo que te han dicho, comparto todas las buenas opiniones y lo primero que pensé fue pegar aquí lo del sueño y la muerte y alguien mas lo hizo, y luego me ganaron la palabra sublime, pero Don Guffo, es lo mejor que te he leido y mira que siempre te leo, un abrazo en la distancia...
ResponderBorrarCuando miro a la gente en la calle, a veces pienso que somos demasiado crueles entre nosotros. Cerca de donde vivo, hay un joven que todo el día esta vagando, siempre anda solo y si tu lo miras a los ojos, la melancolía que proyectan, te dejan un nudo en la garganta, todos le tiene miedo en la colonia, según dicen que es "la ratota", que nada mas esta buscando a quien lastimar, etc. hace como un mes, estaba desayunando con mi esposa en el tiangüis, del otro lado de la calle, estaba el chavo sentado en el piso con los ojos súper hinchados, a mi esposa se le ocurrió comprarle un par de tacos, les puse salsa, limón, le serví un vaso de refresco y se lo llevamos, me costo que el joven los aceptaras, solo decía "gracias don, no don, gracias don" total que después de rogarle, los acepto, no quiso sentarse con nosotros en la mesa, pero si se comió sus tacos, se paro nos sonrió y se fue.
ResponderBorrarNo creo que con mis 2 tacos le resolví la vida, pero al menos le provoqué una sonrisa, ahora cuando lo encuentro, me sonríe, a veces me ayuda a cuando lavo mi carro y todo eso que los vecinos me dicen que es, no logro encontrarlo, a veces lo único que necesitamos es sentir que no estamos solos en el mundo
Un excelente escrito. La verdad es bueno leer que los tratas como personas, que aun sientes respeto por ellos aunque se vean en una situación terrible. El mundo estaría un poquito mejor si hubiera más personas como tú.
ResponderBorrarSaludos Guffo
Maria Teresa Nolasco
Sigue siendo un agasajo leerte men, eso de que te llamen por tu nombre es una cachetada con guante blanco para los "inges" o "lics", insisto, estaria chido que abrieras tu face, te harias de una buena banda de seguidores, un abrazo desde morelia...
ResponderBorrarUn abrazo a todos. Muchas gracias por comentar.
ResponderBorrarGuffo... muy bien texto. Lo leo unas horas despues de ver una entrevista a José Mujica, presidente de Uruguay. Como hace falta "gente" en los cargos públicos. Mujica dice: -no soy pobre, soy sobrio. Soy un empleado público que no vale mas o menos que ningun ciudadano- Felicidades.
ResponderBorrarEsta es la liga de la entrevista:
https://www.adbusters.org/blogs/new-paradigm-emerging-uruguay.html
Guffo, igual que los demás no tengo más que aplausos para tu trato con los internos.
ResponderBorrarHay algo muy cierto que leí en una cita cristiana: Le damos a los pobres lo mismo que nos llevamos a la tumba.
A mi me hace un nudo en la garganta recordarla. Doy gracias por conocerte y saber que hay quien hace honor a esta otra cita: La Grandeza no se muestra en las posesiones, sino en el trato que le damos a los desprotegidos.
Agradezco que haya personas como tu en un cargo público y los reclusos lo han de agradecer más.
Felicidades.
Creo que por el hecho de no estar contaminado con la politica como otros hacen que tu perspectiva hacia los demás sea mas humana y enfocada en la realidad.
ResponderBorrarMagnifico Post.
Saludos desde Apogarras.
A veces, un poco de compasión no quita la dignidad (ojalá mas personas pudieran actuar como tu lo haces). Como siempre es un placer leerte.
ResponderBorrarSaludos!!
Eres bien bueno, super humano y lindo... que gusto que alguien con tanta sensibilidad este un puesto como el tuyo.
ResponderBorrarSaludos.
No había tenido oportunidad de leer esta entrada, es bastante buena, es mas parecido a lo que sabes hacer. Últimamente lo que había leído en tu blog eran narraciones mamonas y cotidianas (sin ofender) esta es mas reflexiva. Sigue así.
ResponderBorrarBuena vida!!!
Muchas gracias a todos por comentar. Les mando un abrazo y nos seguimos leyendo.
ResponderBorrarmuchas felicidades gustavo. chingon. Un deleite leerte. Date una vuelta en unas dos semanas aqui a la cheve... ojala y nos veamos
ResponderBorrarHoy toco revisión después de dos mese sin leerte, me sigue gustando el estilo. me encantan los anónimos troleadores, somo como la sal de la vida en el blog
ResponderBorrarsaludos
Shercas del bajio