Últimamente, a la hora de la cena
-a las pinches 6 de la tarde, hora en que la gente normal no cena-, Mamá
Fratelli aprovecha para desempolvar sus recuerdos y platicarme sobre este joven
de 23 años. La boca se le llena de emoción y en la mirada se le nota un halo de
nostalgia cada que menciona su nombre.
Mamá Fratelli me cuenta lo mucho que a Édgar
le gustaba su comida (de seguro este cabrón no tenía lengua), de lo educado que
era, de que sus papás tenían mucho dinero, de que aquí en Toronto se la pasaba
como rey, saliendo a todas partes; de que no bebía alcohol ni fumaba ni llegaba tarde a casa.
También me platicó de las veces que la llevó a cenar a restaurantes lujosos y
me confesó que, posiblemente, Édgar vuelva este año a rentarle el cuarto de
arriba por dos semanas porque los miembros de la iglesia rara a la que
pertenece lo están invitando a pasar el verano.
No sé a ustedes, pero a mí, la historia de Édgar me causa escalofríos.
¿Hacer amigos en una iglesia en Toronto? ¿Volver a Toronto porque quieres ver a
tus amigos de la iglesia? ¿Llevar a cenar a Mamá Fratelli? No mamar. ¿Hay acaso
algo más creepy que eso?
Yo nada más la escucho mientras
mastico, tiemblo de repente y pongo cara de como si me importara un chingo lo
que me dice.
Pero ayer, Mamá Fratelli me la
hizo. Y me la hizo fea, snif.
Llegué a casa más tarde de la
hora de la cena, por ahí de las siete y media. Mamá Fratelli estaba en el
sillón de la sala, dormitando frente al televisor. Cuando escuchó que abrí la
puerta y di los primeros pasos en la escalera de madera, reaccionó y,
desmodorrándose, dijo:
-¿Édgar, eres tú?
¡Aaaayja de la chingada!… Puedo
perdonarle todo: que me pregunte si mis amigos son ilegales, que si en México
tenemos restaurantes italianos, que de quién es la fiesta, que dónde es la
fiesta, que por qué es la fiesta; pero que haya dicho el nombre de otro hombre,
eso sí que no se lo perdono a la cabrona. Pero ahí no quedó la cosa. Cuando me volví y le
respondí: “No, soy yo: Gustavo”, me dijo:
-Oh… -con un pinche tonito de
decepción que se me clavo en el corazón, snif.
Te odio, Édgar. Rompiste el tenso
equilibrio de amor odio que existía entre Mamá Fratelli y yo.
No puedo dejar de imaginarme a Mamá Fratelli como la actriz de "Tira a mamá del tren"...
ResponderBorrarpos no que ya te tenia hasta el huevo izquierdo mama fratelli? cuando llegue "Esgar" te dejara de fregar y podras hecharle todo el aguacate que quieras a los sandwiches.
ResponderBorrar¡Es porque es la misma actriz de los dos personajes!
ResponderBorrarOye, y la neta no has pensado en cambiarte de casa??? o quieres ser beatificado en vida??? San Guffo Caballero de la Infinita Paciencia!
ResponderBorrarÁndele!
ResponderBorrarpor hijo putativo ingrato
... y se pudo escuchar hasta Monterrey el "crash!!!" de tu corazón...
ResponderBorrarAceptemoslo: el tal "edgar" no existe, es solo un invento para darte celos y que ya le hagas el "favor" a la señora, jajajajaja.
ResponderBorrarSi llegas a verlo, no dudes que es un actor pagado por mama fratelli.
A lo mejor cuando pasen los años y te recuerde a ti va a decirlo tambien con nostalgia, Guffo.
ResponderBorrarpinche compadre ese sentimiento es de vieja, jajajajaja... saludos cabron!!
ResponderBorrarYo soy Edgar. Si tienes algun problema con mi iglesia, con mis amigos tontos de la iglesia y con Mama Fratelli, te las veras conmigo cuando llegue a partirte la madre. Maldito seas Gustavo, te maldigo a ti y a todos los que se burlan de la gente como yo. Maldito!!!!
ResponderBorrarRezare esta noche por tu alma.
jajajaja...agueeevo!! bota a mama del tren...Tonses, Guffo es..Danny deVito?
ResponderBorrarMamá Fratelli tiene corazón... snif.
ResponderBorrarAhora es menester: Búscate una iglesia, un sueter de rombos e invita a mamá Fratteli a cenar a las seis en un fabuloso y carísimo restaurant.
zaz.
Se me hace que ésta ruca está usando sicología inversa contigo Guffo. cuidado! y mucho ojo! porque así se empieza y ya cuando acuerda uno, ya se está entrepiernada/o. jiji Saludos y buen fin de semana!
ResponderBorrarCuidado que a media noche la donita te puede caer confundiendote con Edgar...Y tu, deja ya esos celos que no te llevaran a nada y empieza a ir a misa los domingos...alomejor te vuelve a querer
ResponderBorrar¿Que hiciste en esta o en tus vidas pasadas?, algo has de estar pagando.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarJAJAJAJA, ah que pinche Guffo. Tienes un don para escribir estas situaciones de la vida tan comunes y con ellas arrancarnos unas cuantas carcajadas.
ResponderBorrarYo también detecto un cierto aire de decepción amorosa en tus palabras. Más bien creo que el pinche Ésgar lo que va a provocar es que por fin cruces la linea del odio al amorsh, aaaaah.
Andele andele :). Ya ves? Por no valorar a esta sra que se ve que te ama. Todos tenemos nuestro corazoncito. Big hug from Mexicali :)
ResponderBorrarAish, me acordé de "el otro" de E. Allan Poe. Saludos carnal.
ResponderBorrarjajajaja, "el otro" es de Borges, quise decir "William Wilson"
ResponderBorrarhttp://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/william.htm
Saludos.
pss ni modo. :D
ResponderBorrarñahm ñahm....pobre de ti
ResponderBorrarte mando a la chingada bien gacho...
ResponderBorrarjajajaj