De niño tuve un caballo. Era blanco y se llamaba Tecate.
En verdad no era mío, sino del dueño del rancho al que mi padre le vendía forraje y medicinas para las vacas, pero a veces los papás dicen cosas de ese tipo para hacernos felices.
Lo llamé Tecate porque los rancheros que lo cuidaban siempre estaban tomando cerveza marca Tecate y le aventaban las latas vacías a las patas y el caballo las apachurraba con su pezuña. Tecate era famoso en el rancho por esa gracia.
Una vez por semana, en las tardes, acompañaba a mi padre al rancho de su cliente y montábamos un rato a Tecate. Uno de los rancheros me ponía su sombrero y mi papá me decía que me parecía al Llanero Solitario, pero yo más bien me sentía un centauro. Mundo, el ranchero más viejo, no sabía lo que era un centauro.
Cuando me bajaba de Tecate, lo acariciaba y le daba palmaditas en el cuello antes de que lo metieran de vuelta en su corral. Después, me ponía a buscar cacas duras y las aventaba hacia el tronco de un mezquite para afinar mi puntería. Me gustaba el olor de la caca de caballo. No huele feo como la caca de las personas o la de los perros.
Días después, vi El Corcel Negro en el cine, y quería ir todos los días a montar a Tecate.
Quería llevármelo a vivir al patio de mi casa, pero mi papá decía que era un patio muy pequeño para un caballo. Eso fue antes de que uno de los rancheros me dijera que a Tecate se lo habían llevado del rancho para que corriera unas carreras. Otro de los rancheros dijo: “Se fue a jugar carreras con San Pedro”, y todos se rieron, pero yo no le entendí al chiste.
Cada que veo un caballo blanco, me acuerdo de Tecate. También cuando me tomo unas Tecates.
En verdad no era mío, sino del dueño del rancho al que mi padre le vendía forraje y medicinas para las vacas, pero a veces los papás dicen cosas de ese tipo para hacernos felices.
Lo llamé Tecate porque los rancheros que lo cuidaban siempre estaban tomando cerveza marca Tecate y le aventaban las latas vacías a las patas y el caballo las apachurraba con su pezuña. Tecate era famoso en el rancho por esa gracia.
Una vez por semana, en las tardes, acompañaba a mi padre al rancho de su cliente y montábamos un rato a Tecate. Uno de los rancheros me ponía su sombrero y mi papá me decía que me parecía al Llanero Solitario, pero yo más bien me sentía un centauro. Mundo, el ranchero más viejo, no sabía lo que era un centauro.
Cuando me bajaba de Tecate, lo acariciaba y le daba palmaditas en el cuello antes de que lo metieran de vuelta en su corral. Después, me ponía a buscar cacas duras y las aventaba hacia el tronco de un mezquite para afinar mi puntería. Me gustaba el olor de la caca de caballo. No huele feo como la caca de las personas o la de los perros.
Días después, vi El Corcel Negro en el cine, y quería ir todos los días a montar a Tecate.
Quería llevármelo a vivir al patio de mi casa, pero mi papá decía que era un patio muy pequeño para un caballo. Eso fue antes de que uno de los rancheros me dijera que a Tecate se lo habían llevado del rancho para que corriera unas carreras. Otro de los rancheros dijo: “Se fue a jugar carreras con San Pedro”, y todos se rieron, pero yo no le entendí al chiste.
Cada que veo un caballo blanco, me acuerdo de Tecate. También cuando me tomo unas Tecates.
ay! qué bonito, hasta te imaginé con tu caballo, inocente de ti. saludos. Atte: Nelly
ResponderBorrarLa anecdota es magnifica, aunque dé un poco de asco eso de las cacas... bien pensado, ahora quiero saber como huelen... humm, en verdad quiero? jejeje.
ResponderBorrarPobre caballo, me parece muy cruel esa actitud de los padres de no ser claros con sus hijos. Me parece mucho peor un trauma con mentira, que un trauma que no es trauma porque la vida es así y no nos queda otra que aceptarlo cuanto antes.
Esta chingona esa anécdota para contarla en las pedas.... hahaha
ResponderBorrargracias por entristecerme lo que resta de la tarde T_T
ResponderBorrares ironico como algunos lloramos mas por que nos platiquen sobre la muerte de un animal y que ocurrio el siglo pasado y no lloramos al ver las tragedias humanas que nos rodean hoy en dia por ser algo ya tan "normal"
xhaludos caballero!
Hombre Guffo, hoy viernes me echare unas tecates a la salud y recuerdo de tu corcel Tecate.
ResponderBorrarDeberias vender la idea a Tecate y que saquen un comercial de esos "Por los que le ponen Tecate a su caballo, por ti", o algo así.
Excelente anécdota.
Saludos...
Inchis rancheros/albañiles/llanteros se la pasan burlandose de uno sin que les entiendas cuando se es niño
ResponderBorrarCompadre y si quiere llorar más, busca la historia de Valek el caballo
ResponderBorrarjaja me tomaria unas tecates, pero prefiero otras marcas.......
ResponderBorraresta buena la historia.....
" se fue a jugar carreras con san pedro " inche ranchero culero....
Bonita tu anécdota...
ResponderBorrarMe dio ternura como a veces nos dicen tantas mentiras para que no suframos, y al enterarnos de la verdad, duele más...
Adoro los caballos, creo que saben más de lo que les damos crédito. Escuchan bien, lo sé. Son geniales.
ResponderBorrarMe cayó el veinte "Se fue a jugar carreras con San Pedro" hasta ahorita. Qué triste... Lo siento, Guffo.
ResponderBorrarPor otro lado, lo de las cacas duras está de onda... Es muy cagado, redundando el término.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarPor los que se acuerdan de su infancia TECATE.. va por ti...
ResponderBorrarHola!! aqui ando de nuevo hace mucho no t leia pero veo q ya se puede comentar again. Que padre recuerdo de la infancia .Bueno pues saludos y te sigo leyendo.:o)
ResponderBorrar¡Muy lindo! Me gusto. Ahora Tecate es un buen pretexto para unas Tecate.
ResponderBorrarPobre de tu pequeño yo, ingenuo. Awww :3
Saludos desde Tecate, B.C. :)
Abrazos Tavo juju
Por los que... ahhhh ya me ganaron la idea. kabuto
ResponderBorrarNo se si será buena idea no hablarles a los niños con la verdad, yo los he visto y se que muchos (niños) con la muerte reaccionan diferente a los adultos, el otro día lei por ahi que uno comienza a crecer cuando sabe que todos moriremos. Yo soy cobarde y con negritas, así que mi Nona y mi Blackie para mis hijas se fueron a vivir a un rancho...
ResponderBorrarsnif.
I'm alive.
ResponderBorrarOhhhh!!!... Qué bello post! *.*
ResponderBorrarYo extraño a mi "potranquita" :'(
Era la "caballa"(jaja) que tenía mi papá y ella sí que corría carreras y todas las ganaba, pero un día él la vendió... LO ODIÉ POR ESO! :'(
Snif!
Debería alguien acuñar las frases célebres de nuestro gran Guffo en placas de bronce para colocarlas a las entradas de los museos: "Me gustaba el olor de la caca de caballo." o hacer etiquetas adheribles para coches, se imaginan una con esa frase en mi flamante caribe?
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