"Si no me das de tu lonche, te pego", "si no pones mi nombre en el trabajo final, ya no soy tu amigo", "si no me prestas el balón, córtalas", "si vas con el chisme, te chingo"...
Viejísimas amenazas infantiles. Imposible ir de rajón con la maestra, con tu papá o con el director del colegio, pues sabías que te podía ir peor y que la fama de cobarde nunca te la quitarías. Todo terminaba hasta que un valiente -al que no bajaban de maricón rajón- iba con el chisme o -en el mejor de los casos- le ponía unos chingazos al acosador. Y entonces mandaban llamar al niño abusivo, a sus padres, a los tuyos, dabas tu versión y, si las cosas no cambiaban, lo corrían del plantel y se iba a una escuela para niños burros y problemáticos y por fin te librabas de él.
Uno se convierte en adulto y se da cuenta que el mundo se maneja de la misma forma que cuando éramos niños, sólo que ahora te dicen: "Si no haces lo que yo diga, te mato a ti y a toda tu familia". Y no puedes ir a chismearle a la maestra, a tus papás, al director, a la policía ni a nadie, porque todos se han puesto del lado del niño abusivo.
Era lo bonito de la infancia: que los niños abusivos no sobrepasaban a la autoridad.
Viejísimas amenazas infantiles. Imposible ir de rajón con la maestra, con tu papá o con el director del colegio, pues sabías que te podía ir peor y que la fama de cobarde nunca te la quitarías. Todo terminaba hasta que un valiente -al que no bajaban de maricón rajón- iba con el chisme o -en el mejor de los casos- le ponía unos chingazos al acosador. Y entonces mandaban llamar al niño abusivo, a sus padres, a los tuyos, dabas tu versión y, si las cosas no cambiaban, lo corrían del plantel y se iba a una escuela para niños burros y problemáticos y por fin te librabas de él.
Uno se convierte en adulto y se da cuenta que el mundo se maneja de la misma forma que cuando éramos niños, sólo que ahora te dicen: "Si no haces lo que yo diga, te mato a ti y a toda tu familia". Y no puedes ir a chismearle a la maestra, a tus papás, al director, a la policía ni a nadie, porque todos se han puesto del lado del niño abusivo.
Era lo bonito de la infancia: que los niños abusivos no sobrepasaban a la autoridad.
Si no cambias tus intereses te va a ir gacho... no veda? jajaja
ResponderBorrarUn saludote y besote mañanero pa' ti.
Igual y no pasaba de que se arreglaran las cosas "a la salida" (asi me desquite de dos fastidiosos, a uno lo mandé a su casa con los pantalones rotos y tapándose el rabo con la mochila y en otra ocación a uno le azoté la cabezota de huevo contra la pared, para que no estuviera moliendo) y ya se quitaron de andar amenazando en vano.
ResponderBorrarPero ahora todo se resuelve arrebatandote tu casa, tus comodidades, y hasta la salud o la vida, ya no aplica el principio de "vivir para luchar otro día"
Nos han domesticado, finalmente.
es que todo era mas fácil cuando uno era niño
ResponderBorrarPues para mí "Si no posteas mejor, me largo de tu blog", jajaja.
ResponderBorrarTienes toda la razón, las cosas no cambian, en esencia siguen igual, tal vez los procedimientos "mejoran" para mantener el miedo total. De hecho es infundiendo el miedo con el que los gobernantes nos obligan a conducirnos como pagar impuestos o dejar de protestar por algo que es nuestro derecho.
Saludos.
El 'bullying' o el acoso escolar, luego deja piraditos a los niños, que terminan por suicidarse o peor aún balaceando a sus compañeros o maestros...
ResponderBorrarAquellos tiempos en donde éramos más inocentes y todo se podía arreglar con un piedra, papel o tijera, quedaron muy atrás.
Al final de la vida, casi todos terminan siendo los niños malos, y no solamente porque en ellos caiga el poder (cualquier poder imaginable).
ResponderBorrarA veces, -desde otro punto de vista- lo niños malos somos nosotros mismos que, -con la mejor intención- le cagamos la vida a otros, y así sucesivamente. Esta "cagada universal", -obviamente- no la hacemos a propósito, es no más cómo se dan las cosas, cómo las vemos y cómo las tomamos nosotros, "los niños víctimas" y los otros, "los niños victimarios" o viceversa. Se entiende?
Me encantó el post, me siento tal cual lo describes. Denso. Sólo que en esta ocasión, la víctima y victimaria soy yo solita.
Saludos.
cierto mi guffo, muy cierto, ahora los abusivos matan hasta al director, por expulsarlos
ResponderBorrarque mal pedo.
¿Quién te amenazó ésta vez, Guffo?
ResponderBorrarPus ni pedo si quieres ahorita los voluntarios armamos la estrategia golpicida y nos dices donde vamos y le ponemos una madriza.
El mundo está mal, mal. Solo esperemos que algún día la educación sea mejor y los niños no sufran violencia en los hogares.
Saludos.
Es lo triste de dejar de ser niños. LAs cosas se hacen con otro tipo de intenciones.
ResponderBorrarA mí no me pasó eso nunca... supongo que era porque pasé media infancia en hospitales.
ResponderBorrarComence leyendo el post con una sonrisa y termine con una sensanción muy fea. Triste es acordarte de la realidad.
ResponderBorrarhahaha! en la escuela yo soi la que habusa de los demaz, estoy halta y un poco llenita i todoz me tienen miedo
ResponderBorrary que pasa cuando enfrentas al escuincle abusivo? es difícil pero se puede, el problema es que si no lo intentas desde que eres niño... el miedo se quedará ahi aunque te conviertas en adulto...
ResponderBorrarSi así es ahora las cosas son así que mal, la niñes fue linda para mi.
ResponderBorrarSALUDOS.
hasta la fecha me sigo quedando sin amigos....
ResponderBorrarCuando me empiece a quedar sin familiares...
la pensaré :D
Triste la forma en la que México funciona.
ResponderBorrarLa frustración que se sentía en la infancia no pasaba de un par de días, horas incluso, ahora constantemente nos recuerdan que o nos acostumbramos o vamos a chingar a su madre.
Triste, sí.
Que buena sintesis del mal pedo que vivimos
ResponderBorrarBien Guffo
Shercas del bajio
Los que enfrentan al abusivo, acaban muertos.
ResponderBorrarCuánto mexicano ha muerto defendiendo al país, denunciando los abusos, tratando de salvar los bosques, etc.
Vámonos a vivir a Noruega.
El problema ahora es que los nuevos "narco-niños" ya rebasan a la autoridad... ya saben que le pueden decir a sus papas que se plomeen al maestro que les cae mal.
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