Estaba muy tranquilo en mi oficina echándome unas tostadas de ceviche de camarón -de ésas que venden unas viejas de Sinaloa a la vuelta del negocio de cajas- cuando osaron perturbar el hedonismo en que flotaba llamando con tres golpes a mi puerta.
-Están ahí en el mostrador unos parientes tuyos que vienen de fuera y dicen que quieren saludarte –me dijo el encargado.
Dejé a medio comer la segunda tostada. La salsa Guacamaya apenas y se deslizaba por las rebanadas de aguacate para acariciar el pepino (sin albur), la cebolla morada y los trocitos de camarón (sin albur) cocidos en limón. Snif.
¿Quiénes podrían ser? Me imaginé a todos mis parientes que viven lejos... menos a las cuatro perfectas desconocidas que estaban ahí paradas, sonriendo, como si me conocieran de años.
Resultaron ser de esos parientes de otro estado que son hijos del primo segundo del tío abuelo del papá de tu papá. Parientes que en tu vida has visto; parientes con los que incluso tus parientes más cercanos nunca han convivido o convivieron muy poco. De esos familiares que llegan explicándote todo el árbol genealógico de tu apellido para comprobarte que son algo tuyo.
-Mira: ella es tu prima y yo soy tu tía –me dijo la mujer de mayor edad, la más emocionada de las cuatro.
Me sentí muy incómodo porque no sé si esperaban que llorara de la emoción y gritara “¡Ti-ítaaa!”, o me les abalanzara con los brazos abiertos, nos tomáramos de las manos y cantáramos en coro “yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”.
Aprecio mucho que se hayan tomado la molestia de venir a saludar a alguien que en su vida habían visto –yo- y que hayan mandado saludar a toda mi familia, pero: ¡qué incomodidad!, en serio. O al menos a mí -ermitaño/huraño/antisocial/amarguetas-, me pareció muy incómodo y me sacó de onda.
Nos dijimos adiós entre “prima”, “primo”, “tía”, “pariente”, “se cuidan”, “ahí luego nos vemos”, “a ver si estamos en contacto más seguido”, etcétera. Media hora después, yo seguía pensando que alguien me acababa de jugar una broma por ser tan pinche sociópata; hasta que hablé con mi padre y le comenté lo de sus parientes y, después de un ejercicio de memoria, me dijo que sí las conocía, pero que tenía años de no saber de ellas.
Volví a la oficina y mi tostada de ceviche de camarón estaba más aguada que Irma Serrano.
-Están ahí en el mostrador unos parientes tuyos que vienen de fuera y dicen que quieren saludarte –me dijo el encargado.
Dejé a medio comer la segunda tostada. La salsa Guacamaya apenas y se deslizaba por las rebanadas de aguacate para acariciar el pepino (sin albur), la cebolla morada y los trocitos de camarón (sin albur) cocidos en limón. Snif.
¿Quiénes podrían ser? Me imaginé a todos mis parientes que viven lejos... menos a las cuatro perfectas desconocidas que estaban ahí paradas, sonriendo, como si me conocieran de años.
Resultaron ser de esos parientes de otro estado que son hijos del primo segundo del tío abuelo del papá de tu papá. Parientes que en tu vida has visto; parientes con los que incluso tus parientes más cercanos nunca han convivido o convivieron muy poco. De esos familiares que llegan explicándote todo el árbol genealógico de tu apellido para comprobarte que son algo tuyo.
-Mira: ella es tu prima y yo soy tu tía –me dijo la mujer de mayor edad, la más emocionada de las cuatro.
Me sentí muy incómodo porque no sé si esperaban que llorara de la emoción y gritara “¡Ti-ítaaa!”, o me les abalanzara con los brazos abiertos, nos tomáramos de las manos y cantáramos en coro “yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”.
Aprecio mucho que se hayan tomado la molestia de venir a saludar a alguien que en su vida habían visto –yo- y que hayan mandado saludar a toda mi familia, pero: ¡qué incomodidad!, en serio. O al menos a mí -ermitaño/huraño/antisocial/amarguetas-, me pareció muy incómodo y me sacó de onda.
Nos dijimos adiós entre “prima”, “primo”, “tía”, “pariente”, “se cuidan”, “ahí luego nos vemos”, “a ver si estamos en contacto más seguido”, etcétera. Media hora después, yo seguía pensando que alguien me acababa de jugar una broma por ser tan pinche sociópata; hasta que hablé con mi padre y le comenté lo de sus parientes y, después de un ejercicio de memoria, me dijo que sí las conocía, pero que tenía años de no saber de ellas.
Volví a la oficina y mi tostada de ceviche de camarón estaba más aguada que Irma Serrano.
me encantas guapo :) miss ya!
ResponderBorrarUps, arriba no puse mi nombre: soy Gilberto el vaquero, mi amor :)
ResponderBorraraaaaaaaa qeee no! pinchis anonimos huleeros
ResponderBorrarMe hiciste sonreir a las 6:32, gracias!!
ResponderBorrarSuele pasar Guffo jaja, para evitar esas ondas y más trato de ver a mi familia en promedio cada 4 años o si se puede más.
ResponderBorrarSaludos
Qué envidia... lo de las tostadas no lo de tus parientes lejanos.
ResponderBorrarLlevo todo el día sin salir de la of. por tanto trabajo y medio me tragué una torta. Al lleer lo de tus tostadas creo que ni caso hice a todo tu post. Se me cayó la baba, en verdad, por la forma en cómo las describiste.
Saludos.
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ResponderBorrar.
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ja ja ja ja, che Guffo mamón. Pero neta que si es incomodo, pero lo va a ser más cuando te lleguen a comprar y no sepas si darles precio de lista o con descuento ja ja ja.
Pinches parientes, nomás sirven para amargar la comida.
ResponderBorrarCuando tienes un abuelo como el mío, con 15 hermanos y chingo mil primos, conocer a toda tu familia es una tarea verdaderamente titánica
Ja ja ja, no pos si quedó aguada.
ResponderBorrarAl menos tu si tienes parientes.. lejanos, pero parientes, snif...
ResponderBorrar¿Y que tal sabia la tostada asi aguada?
ResponderBorrarsaludos ^_^
pues son las 12 leeo el post, los comentarios... jejejeje.. la neta k hueva trabajar.... yo por eso ahorita estoy bien loco. jajajajajaja.. pero este wey que escribe aki, me hizo cagarme de risa. el del post.
ResponderBorrarpinche irma serranooooo!!!!! jajajajajaajja te mamasteee .. jajajajajaja....
Aaaah me antojaste el ceviche, hace a;os que no como!!
ResponderBorrarSi me hubiera pasado lo mismo, es muy probable que ni los reconoceria ni los recordaria, porque tengo miles de primos y pues hasta ahorita los que mas se frecuentan los sigo confundiendo u olvidando los nombres jajaja
Saludos y que tu y el Cucho esten bien, ahi lo manda saludar Luma mi salchihuahua jeje
Chale, carnalito a quien se le ocurre dejar así como así una tostada de esas!
ResponderBorrarPues ta' bien we...digo, si no te fueron a pedir lana o algo prestado-que si hubiera sido ese el caso yo si me hubiera encabronado- pero solo te fueron a saludar, lo que creo que es un buen detalle de alguien tan lejano a ti, que todavia te recuerden.
ResponderBorrarY que mal pedo de la tostada aguada...Acuerdate que lo unico aguado que satisface es el chocolate.
Saludos
pero si fue media hora no estaba aguadas como irma serrano, no.
ResponderBorrarEstaban mas aguadas que las nalgas de la madre de Manuel de recolectivo.
E igual de insipidas que sus escritos.
y estaba buena la prima?
ResponderBorrarAl menos no te pidieron alojarse en tu casa porque tenian que estar en tu ciudad por unas diligencias urgentes ...
ResponderBorrarya puedo ver el proximo post de este pendejete, sobre la muerte de MJ...
ResponderBorrarme quede en las tostadas de camaron... chale que hambre tengo ¬¬
ResponderBorrarMmmm yo por eso ni los pelo.
ResponderBorrarPara sociópata, un servidor.
Sólo sirven para destrabar puertas o desarmar pedos y firmar avales.
Si no, a la merga.
Uy mano tu porque eres privilegiado, mi madre luego quiere que vaya a casa de mis tías fanaticas de la oreja, ahora la mando derechito a la verga pero hace 7 años tenía que soportarlo porque la escuela no se pagaba de gratis. ;(
ResponderBorrarMás aguada que Irma Serrano? ¡Vergoa, eso ya es decir!
ResponderBorrarHagan una reunión familiar anual en Campeche.
ResponderBorrarCon esos e resuelve todo.
Mi familia se junta cada año, y así conozco a todos (aunque aún no me aprendo los nombres de los niños menores de 10 años)
Así evito sorpresas.
Contrariedades: Mi primo le caerá una temporada a mi depa la próxima semana fungiendo como agregado cultural. Mucho cuidado entonces. La familia es re confianzuda.
Me recordo a las 'tias del baul' que mencionaba Marco A. Almazan: unicamente se aparecen en los funerales y una que otra boda y jamas las vuelves a ver en tu vida.
ResponderBorrarjajaj buena guffo!escierto a mi tbn me ha pasado...
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