El Filósofo de Cantina llevó a El Zacatecas a uno de sus sobrinos. Era un morro de unos veintitantos años.
Desmembrábamos un costillar adobado y bebíamos cerveza clara en vaso de vidrio.
El sobrino del Filósofo de Cantina es de esos güeyes que no le ganas una y, por tal motivo, dudas de la veracidad de sus pláticas.
"Yo no bajo de 180 kilómetros en carretera", "ayer me cogí a cuatro amigas al mismo tiempo", "la vez pasada manejé un Ferrari", "una vez un tío me dejó pilotear un avión", "yo, mínimo, me aviento ocho palos en una noche".
Sinceramente, me vale madre si sus historias son verídicas. Aunque así lo fueran, el tipo carece de gracia para contarlas; más bien las relata con una soberbia que da hueva y ternura al mismo tiempo.
Ya borracho, se puso de pie y se despidió. Su tío, el Filósofo de Cantina, le dijo que no se fuera así, que tomara un taxi.
-Ando bieeen...
-No andas bien: toma un taxi, mijo.
-Ando bieeen... Ando en mis cinco sentidos.
-De nada te sirven los cinco sentidos si careces de sentido común -le dijo.
Pero fue demasiada información. Todavía el güey se puso a contar con los dedos de la mano el número de sentidos que tenemos. "Son nomás cinco, tío...", dijo, y se retiró sin captar la sencilla enseñanza.
No se lo dijimos, pero por nuestras miradas el Filósofo de Cantina entendió que no queríamos que volviera a invitar a chupar a ese pendejo.
Como aclaración: el Cucho amaneció más crudo que yo.
Desmembrábamos un costillar adobado y bebíamos cerveza clara en vaso de vidrio.
El sobrino del Filósofo de Cantina es de esos güeyes que no le ganas una y, por tal motivo, dudas de la veracidad de sus pláticas.
"Yo no bajo de 180 kilómetros en carretera", "ayer me cogí a cuatro amigas al mismo tiempo", "la vez pasada manejé un Ferrari", "una vez un tío me dejó pilotear un avión", "yo, mínimo, me aviento ocho palos en una noche".
Sinceramente, me vale madre si sus historias son verídicas. Aunque así lo fueran, el tipo carece de gracia para contarlas; más bien las relata con una soberbia que da hueva y ternura al mismo tiempo.
Ya borracho, se puso de pie y se despidió. Su tío, el Filósofo de Cantina, le dijo que no se fuera así, que tomara un taxi.
-Ando bieeen...
-No andas bien: toma un taxi, mijo.
-Ando bieeen... Ando en mis cinco sentidos.
-De nada te sirven los cinco sentidos si careces de sentido común -le dijo.
Pero fue demasiada información. Todavía el güey se puso a contar con los dedos de la mano el número de sentidos que tenemos. "Son nomás cinco, tío...", dijo, y se retiró sin captar la sencilla enseñanza.
No se lo dijimos, pero por nuestras miradas el Filósofo de Cantina entendió que no queríamos que volviera a invitar a chupar a ese pendejo.
Como aclaración: el Cucho amaneció más crudo que yo.
bienvenido el filosofo de la cantina, que ya estaba muy olvidado...para todos aquellos que recien empiezan a leer las lineas del guffo, poner en el buscador al filosofo de la cantina, para que disfruten de unas anecdotas chingonas...saludos!!
ResponderBorrarQue pedo con el Chucho, se ve que si se puso bien loco.
ResponderBorrarjajajaja
ResponderBorrarTe mamaste con el final.
siiiiiii me gusta el filosofo de cantinaaa.. pero tambien taria padriuris q se echara un relato romanticon eroticon jejej esos ya han estado muy escasos no? ... ;o) buen findee !!! besis
ResponderBorrarPor la calidad de la foto, dudo mucho que el perro estuviara más crudo que tú.
ResponderBorrarMe encantó la frase que le dijo el tío. Cuando lleve a chupar a mis sobrinos les diré lo mismo si son así de pendejos.
ResponderBorrarGuffo.
ResponderBorrarPrimero debo decir esto...
"Hay maderas que agarran el barniz"
pra despuer decir que esos weyes que dicen...
-Ado bien
Se trepan al carro y al rato "Santo putazo batman" van y estropean la fiesta o hasta la vida de quien ni la debe ni la teme.
Eres un iresponsable tanto como el wey ese cuentero, por permitirle irse manejando. Le hubieras abieto la cabeza puros vergazos hasta que entendiera el estupiodo.
shercas del bajio
Bien dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos.
ResponderBorrarMuchos saludos!!
Coompadre!!! ya ni xinga dandole a beber productos de dudosa calidad a Chucho, en vez de invitarle unas Indio bien muertas =P
ResponderBorrarHuy y yo que siempre que me rodeo de gente de más edad que yo, simplemente no digo una sola palabra para no sacar a relucir mi ignorancia.
ResponderBorrar"morro de veintitantos"... me volví a sentir toda una pubertilla cof cof.
jaja!
cucho tiene cara de haber sido
ResponderBorrarsorprendido por su dueño
en plena conquista sexual
esa cara aparte de crudo ...
es de "no me chingues" ...
¡te hubieras tardado media hora más!
jejejeje ¡saludos!
Que rollo con la cara de sufrimiento de tu "chucho" jeje
ResponderBorrarLas mujeres tienen sexto sentido para compensar que no tienen sentido común. jajaja
ResponderBorrarHOla guffo, soy carlos de cd. victora, alguna vez te esscribi, espero recuerdes. ok paso a lo sig. te tengo a la novia del cucho, se llama mili, es una perrita chihuahueña igualita que el. que? no quieres cruzarla? saldrian bien bonitos y ademas podriamos hacer negocio, ok espero tu respuesta mi correo calitos1969@hotmail.com, agregame.
ResponderBorrarYa se extrañaba al filósofo de cantina. Y el Cucho, jajaja.
ResponderBorrarTraigo una carita parecida a la del bello can, jajajaja el filósofo de cantina es la onda!
ResponderBorrarSaludos!
¿Qué raza es cucho?
ResponderBorrarSi no pueden distinguir un San Bernardo de un Chihuahueño en verdad están para llorar pinches lectores mononeuronales.
ResponderBorrarcurioso, justo acabo de postear sobre un cuate que también, por historias inverosímiles, nadie le creía. se suicidó .jejeje
ResponderBorrarLe leí este post a un ejemplar de ese tipo. Se ofendió.
ResponderBorrarSaludos