Laberintos S.A. de C.V.

Como el hombre visionario que siempre he sido y medallista de bronce en el Torneo Mundial de Matatena, desde muy chamaco he tenido muy buen olfato para los negocios exitosos y para diferenciar un pedo de taco de frijoles a uno de huevo con chorizo.

A la tierna edad de 12 años decidí iniciar mi primera empresa: Laberintos S.A. de C.V. Sí, una empresa dedicada a la fabricación de laberintos. ¿A poco no es una idea millonaria? Con un cuaderno Scribe cuadriculado (de cuadro chiquito, no del grande; eso es muy importante) y una de esas plumas gordas de doce colores que se consiguen nomás en el otro lado, inicié mi imperio de entretenimiento. La idea era venderle estos pasatiempos a mis amiguitos jodidos del barrio que no tenían Nintendo y seguían batallando con sus Ataris, cuyos circuitos ya estaban caducando en ese tiempo y la pantalla de la tele, cada que ponían el Jungle Hunt, se veía rayada.

El negocio fue un fracaso, aún ignoro las razones, y tuve que declararme en bancarota. Yo creo que me adelanté a mi época y nadie entendió el giro de mi bissness. Me quedé con algunas de mis creaciones que no vendí. A continuación se los muestro:


El protagonista del juego era un guerrero de otro mundo que tenía que recuperar el tesoro de su planeta en una isla llena de peligros, llaves para abrir puertas y puntos que no servían para comprar ni madres. ¡¡¡Una joya de la coherencia este juego!!!
Chequen la seriedad de mi empresa con el "Made in México" en la parte izquierda de la hoja. Es que los pinches chinos están cabrones...

En este otro laberinto, tú eres un aventurero que tiene que ir juntando puntos para comprar balsas, visores, snorkels, cuchillos y hasta un helicóptero que se amarra a la espalda para volar y recuperar a tu chava que se la robaron unos caníbales de la selva. Otra joya.


Chale... Mis jefes jalando bien duro para tenerme en una escuelita Montessori y después en una secundaria Marista que tachaba de satánico a Ricardo Arjona, y yo perdiendo mi tiempo dibujando jaladas. Snif.