No eran las notas del pandero que meneaba la chichona del micrófono, ni las de la guitarra eléctrica barata que tocaba el músico de coleta las que inundaban de alegría el salón de eventos; era esa algarabía y ese orgullo que sentían nuestros familiares de que ya nos podían llamar "Licenciados" lo que se respiraba en el lugar. Era mi graduación. Recibí de regalo: plumas, maletines, agendas, corbatas y de más parafernalia de Gutierritoz de Oficina. "Ya se graduo, pues hay que darle todo el kit de burócrata", creo que pensaban. Me sentía miserable, pero la familia se sentía a toda madre; eso era lo que importaba.
Era casi medio día y aún traía puesto el smokin, pero había perdido la faja, las mancuernillas y manchado la camisa de jugo de uva. Los zapatos ya no brillaban tanto por las gotas de vómito y el lodo seco en los bordes de la suela. El sabor de mi boca era desagradable y el olor más insoportable que una caca de albañil en lote baldío. Caminaba por la calle lateral a la avenida principal y me sentía ridículo. Domingo, 12:46 pm y yo en smokin con una resaca horrible dirigiéndome por el coche de mi mamá al salón de eventos en el que lo había dejado estacionado. Me preocupaba que estuviera cerrado por ser domingo y tuviera que regresar en taxi a casa y tener que ir por el carro –otra vez en taxi- hasta el día siguiente. De buenas, el estacionamiento estaba abierto. La mano me temblaba al momento de sacar la llave y tratar de abrir la puerta del auto. Me quité el saco y me arremangué la camisa. Por fin logré abrir la puerta del coche. Subí. Me quemé el antebrazo con el volante y grité un chingatumadre que nadie oyó. Lo único que quería era dormir y quitarme ese malestar físico que, ignoraba si era por la cantidad de alcohol ingerida o por ver la cruda realidad de haber dejado ya de ser un estudiante. Fui directo a mi casa. Todo el camino fui pensando en el regaño que recibiría por la hora de llegada y mi estado de gato revolcado que, obviamente, detectarían por el fétido olor de mi boca, mis axilas, mi cabello y mis ojos rojos. Le resté importancia al ver que en casa no había nadie.
Desperté a las 8 de la noche, todavía con un sabor horrible en la boca pero ya sin el dolor de cabeza. Mezclé whisky con cerveza y luego vodka con jugo de uva y piña. Cuando no traes carro te vale madre y, a veces, trayendo carro también. En la graduación no había más que whisky para tomar, y pues me lo tomé. En la torna graduación llevaron cartones de cerveza y me las tomé. Después unas amigas sacaron unos jugos y 2 botellas de vodka que habían escondido en la cajuela de un carro y también tomé. El efecto fue devastador. Había terminado la carrera profesional, tenía 22 años y la vida empezaba a joderse. De sentirme único, había entrado automáticamente al club de los del montón. Era otro licenciado, uno más de los tantos que hay. Como si el mundo necesitara más licenciados, ingenieros o abogados. Mis padres presumían orgullosos que su hijo "ya era un licenciado" y yo me sentía patético cada que lo mencionaban. Otros compañeros sí se pavoneaban y miraban por encima del hombro, con esos ojos perdonavidas, porque ya "eran alguien"; pos sí, como nunca fueron nada ahora se sentían alguien. Yo pensaba que era ahora cuando pasábamos a ser unos don nadies y a jodernos. Continuará...
ja! el kit de burocrata. A mi no me dieron nada de regalos, y solo pensaba "ora a lo que sigue, ya tienes la vida arreglada", ja! no sabia de mi mania por "desarreglar" las cosas.
ResponderBorrar(o arreglarlas a mi manera)
Saludos :)
Las transiciones son problemáticas, cuando más preparados nos consideramos… damos el paso y directo al
ResponderBorrar.
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........................vacío.
Creo que yo vivi la fiesta mas rato , despues de mi graduación siguio la navidad, asi es que se completo la fiesta... Para mi mas que un obscuro comenzar, fue un buen empezar... ahora extraño los días de universidad que pienso estudiar de nuevo...
ResponderBorrarCámaras, es lo bueno de vivir al revés, me he reventado bastante y orita apenas voy a empezar la carrera de derecho, y sólo tengo 35 abriles he he he, creo que ahora sí ya puedo divertirme como universitario.
ResponderBorrarBill Gates no fue a la universisdad y ya ve don guffo!! lo unico bueno de ir a la universidad la peda de graduacion eso si!!! jajaja ..
ResponderBorrarSlds.
IMERLA
Hey guffo, pues yo me senti igual, tengo 22 y acabo de ser "licenciado", me acuerdo que ese dia mis compañeros se sentian muy chingones y pues lo unico que me causaban era lastima hehhee..Yo creo que la universidad apesta, no ocupas un titulo para hacer mucho dinero, lo unico que importa es lo listo que seas, no se siempre he pensado asi..
ResponderBorrarque pinche miedo, yo todavía ni empiezo la carrera y ya quiero salirme
ResponderBorrarpues si he visto cabrones que dicen-ya me titule- y ahora que hago? ya se titularon bien chingones y no saben siquiera como empezar a chambear,pues en el servicio se la pasaron ligandose secretarias,enfermeras o aux, ejecutivas. patetico. jajaja que buena esta su anecdota
ResponderBorrareste post no me gusto, me quiere robar mi ilusion de ingeniero por primera vez, ademas mi graduacion es el dia 17 osea la peda.
ResponderBorrarsaludos
hoy fue mi ultimo dia de clases ya no hay marcha atras se acabo la escuela ahora si puedo decir que soy pasante y sabes que: no me siento una mejor persona, ni tampoco siento que tengo el mundo a mis pies, de hecho me siento igual que siempre.
ResponderBorrarno se si cuando presente el examen profesional en abril sea diferente
pero por el momento todo sigue igual.
Pues cuando fui becario en el departamento de Sistemas a los chavitos de primer ingreso les decia la neta de la escuela y recomendaba que cuando se graduaran, en cada lugar de trabajo que fueran debian de ser humildes y se comportaran raza con los obreros y personal que estuvieran alli pq ellos les sacarian de los apuros, y asi podrian sacarles todo el provecho y aprender de ellos
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