mijo tito...

Escribo este post con el debido respeto -y respito- que merecen los gays.
No tengo amigos gays. Salvo uno que otro amigo que jotea a la hora de echarnos unas cheves, no conozco otra clase de jotitos. Mi relación con los gays no ha sido muy buena que digamos. No soy homofóbico, pero si me dan un poco de miedillo (aaay, que joto me ví). El pedo es que tengo una muy buena (mala) suerte con los mafailones. Los atraigo y no sé por qué. No sé si sea por mi galanura ojiverdosa, por mi cara de bebé cuando me rasuro o porque me veo muy bien en falda !!!nooo, no se crean!!!. El pedo es que ya he visto a varios vatos aquí en el periódico, de esos bien peinaditos, que me voltean a ver con cara de pícaros y se ríen y se cuchichean al oído; eso me pone bien nervioso. Ya me he dado cuenta en el elevador de que varios chavos muy modositos y pulcros me voltean a ver el paquete pa´ver el calibre de la fusca y ver si está cargada. De morro tuve una experiencia tipo Michael Jackson con un maistro de educación física que estaba medio enfermito. El profe este nos daba nalgadas, nos cerraba el ojo y nos pellizcaba los cachetes. Una vez me dijo que le diera mi dirección y teléfono para platicar y me acordé de la chilindrina diciendo " ...y mucho ojo ¿eh? " y ni madres que le di ni madres. Después, con Don Toño -un velador de la colonia que se la pasaba jugando con nosotros- hubo un pedo similar. Don Toño se metía con nosotros a los clubs que teníamos en los montes y decía que nos sacáramos las pirinolas para ver quién la tenía más grande de todos. Claro que al principio lo tomábamos como desmadre y siempre acarrillabamos al güey que no tenía circuncición por tener la picha tan gacha, hasta que un día corrieron a Don Toño porque les había enseñado a unos amigos míos a masturbarse en el monte. Yo sé que estoy confundiendo a los gays con los depravados y nada que ver, pero esa es la impresión que se me quedó.
Después, ya más peludito, fui a hacer una chamba de caricaturas a Nayarit. Me entrevisté con el dueño de un periódico de allá (el meridiano o algo así). Al llegar con el respetado periodista, ¡¡¡no maaamen!!!, le encantaba la ñonga cruda, doblada, sin vaselina y en todas sus presentaciones. El güey andaba bien pedo y lo primero que hizo fue agarrarme las palomeras y cagarse de la risa. Yo, brinqué del susto. "No se asuste, así nos llevamos aquí", me dijo el cabrón. Total dije "bueno, anda pedo, hablemos de negocios"; pero no, el cerdo se la paso diciéndome que nunca había visto a un caricaturista guapo, que todos son feos, que no me sonrrojara, que con la lana que me iba a dar se me iba a olvidar todo. La raza alardea que madrearía a un joto si éste los provoca, créanme que yo pensaba igual pero me quedé engarrotado como el chavo del 8. Tenía pánico, estaba literalmente cagado del miedo. El guey lo notó y me dijo: "Con esa carabinota por delante y tienes miedo, mi´jito. No muerdo, nomás doy besos" ¡¡¡No maaaaaaaaaaaa...!!! Me paré de pedo bien zurrado y le conté todo a mi jefe del jale. Al día siguiente no salí del hotel, pidieron que no se hablara del incidente, el cerdo del periódico mandó unas disculpas con mi jefe y mi jefe me dijo que el güey estaba dispuesto a tronarme los huesitos pero que no sabía que iba con él.
Y así ha sido mi relación con los gays. Lo único que me consuela es saber que, si se acaban las viejas del planeta, pareja no me va a faltar... chingao...