pequeño y bonito relato navideño...

Ahora que vivo sólo, extraño el olor de mi casa; el olor a potpurri gabacho mezclado con el del pinito de navidad. Extraño que mi jefa me esté chingando con que le ayude a poner los foquitos de navidad en todo el contorno de la casa (qué huevota). Que me diga que vaya por la escalera para bajar los cobertores y las figuras de navidad guardadas en lo alto del closet el año pasado. Ahora que no la voy a pasar en casa de mi abuelita por andar de mochilero en Europa, extrañaré los cuernitos con mantequilla, extrañaré a Don Raúl, el mesero que año con año nos ayuda desde que yo estaba morrito y que una vez lloré porque me enteré de que no se la pasaba con su familia; por eso siempre cotorreo con él un buen rato, le doy su abrazo y un billete de 100. Extrañaré las botanitas de queso philadelphia con ostiones y paté que hace mi tía, los brincos que pego cuando mis primillos cabrones truenan una paloma, los whiskys cargados, los vampiritos, el espaguetti verde, la madreada con los tíos. Extrañaré el calor de la cocina, el olor a maquillaje de mi abuelita cuando la abrazo, el santa clos que se caga de risa cada que alguien entra al baño, el perro chiflado de mi agüe que traga mejor que nadie. Extrañaré hasta las cosas que me cagan: que me tomen fotos con el menor de mis primos (uno de 2 meses de nacido) por ser yo el mayor de todos, las fotos familiares donde todos me chingan con que me ría bien, con que me peine, con que me vuelva a poner la corbata. Extrañaré a mis carnalas, a mis jefes (ellos no me cagan, no vayan ustedes a pensar mal)... Extrañaré...
Pero a qué chingón me la voy a pasar allá!!!